En una oficina:
--¡Señor Pérez! ¿No sabe usted que está prohibido beber durante las horas de trabajo?
--No se preocupe, jefe, ¡No estoy trabajando!
Un hombre entra en una pajarería y ve tres hermosos loros.
--¿Cuánto cuestan? -le pregunta al empleado-.
--Este sabe inglés, francés y alemán. Por cinco mil dólares es suyo.
--¿Y el de al lado?
--Bueno, ése también sabe tres idiomas, pero además es ingeniero y técnico en computación. Se lo lleva por diez mil dólares.
--¿Y el tercero?
--Ese es un loro común, apenas habla un poco de castellano. Se lo dejo en veinte mil dólares.
--¿Cómo veinte mil dólares por un loro vulgar y silvestre?
--Lo que pasa es que a éste los otros dos le dicen Jefe.
Éste es un señor que llega a los juzgados por la tarde y llama al timbre.
La mujer de la limpieza abre la puerta, y el hombre le pregunta:
--¡Qué!, ¿No trabajan por la tarde?
A lo que la mujer de la limpieza responde:
--No, cuando no vienen es por la tarde, y cuando no trabajan es por la mañana.
Entra el empleado en la oficina de su jefe, y con un aspecto temeroso le dice:
--Jefe, necesito hablar con usted.
--Pasa, hombre, ¿Qué te ocurre?
--Usted sabe que llevo más de 15 años en su empresa y nunca he tenido un aumento de sueldo; es hora ya de que me aumente los 300 dólares mensuales que gano desde que me contrató.
--Y dime: ¿Cuánto quieres ganar?
--Bueno, he hecho algunos cálculos y, considerando el tiempo transcurrido, y el trabajo técnico que desarrollo, creo que me correspondería ganar 1.500 dólares por lo menos.
--Mira, te voy a pagar 5.000 dólares mensuales, pondré un vehículo con chófer a tu disposición, vacaciones pagadas al lugar que tú elijas, y te asignaré una secretaria para que te ayude en tus labores diarias..., ¿Qué me dices?
--¿Me está bromeando, jefe?
--¡Sí, pero tú has empezado!